Pasaron los días y lógicamente apareció alguien. No se aún si para bien o para mal, pero apareció a cambiar mi vida. A darle un vuelco. A remecerla. Debo sincerar que ha pasado muy poquito tiempo y siento que la necesito a rabiar. Ambos nos encontrábamos en etapas difíciles o extrañas de nuestra vida y nuestras conversaciones fueron cambiando de tonalidad sin darnos mucha cuenta.