Pienso darte tanto espacio, que ya ni siquiera mi presencia te sea necesaria. Que de a poco, dejes de sentir el «compromiso» de tener que hablarme para solo mantener la comunicación.
Ese agradecimiento tuyo por el espacio que te he dado, esa pseudo felicidad por la «tranquilidad» que mi ausencia, en definitiva, te ha brindado; me entristece y me hace pensar: qué es lo que hago aquí. Que sólo soy útil y necesaria en algunos momentos. Que me he tenido que comer tu ausencia, como alguna vez me tuve que comer mi orgullo. Que te he seguido más del tiempo que considero digno para fortalecer una relación.
"Que he dejado pasar mucho tiempo en busca de una señal de amor puro y verdadero"
Te mereces ese espacio que me devuelva mi libertad; de expresión, movimiento y pensamiento. También me lo merezco.