De Decepciones

Aquél día martes, en aquel noveno mes, la memoria me trae vívidamente el recuerdo de haber recibido de tu parte una definición clara y precisa de lo que represento para ti: nada.

¿Qué sucede cuando el anhelo por una persona comienza a ceder y poco a poco empiezas a sentir la falta de alguien más? Me refiero a ese momento en que te permites soltar a alguien y, al mismo tiempo, encuentras la necesidad de aferrarte a otra persona.

He notado que tus palabras ya no fluyen con la misma frecuencia. Tus expresiones han cambiado y algunas de ellas han sido bastante confusas. Decidiste ocultarme muchas cosas, limitando mi conocimiento a lo poco que quisiste que supiera. Esto, si te consideras de alguna manera, es un acto que puede resultar hiriente. Alegaste sentirte «decepcionada» por mí como justificación para tu distancia.

En este punto, no puedo evitar reflexionar sobre la naturaleza de nuestras interacciones. Me he sentido confundido y desorientado, como si estuviera tratando de descifrar un rompecabezas en constante evolución. A medida que observo tus cambios de actitud y tus respuestas ambiguas, lamento que hayamos llegado a este punto en el que parece que las palabras se tornan esquivas y las emociones están enredadas en una maraña de incertidumbre.

Sin embargo, a pesar de la confusión y la tristeza que esta situación ha traído, reconozco que también tengo la responsabilidad de comprender y considerar tus propios sentimientos y perspectivas. Si la decepción es el motor de nuestras distancias, deseo que podamos encontrar un espacio para la honestidad y el entendimiento mutuo, aunque el camino para lograrlo parezca enredado en obstáculos emocionales.

Retención

Es con profundo pesar que reconozco que mi intento de retenerte, al tomar tu brazo y aplicar presión, fue un acto inapropiado por el que lamento sinceramente en lo más profundo de mi ser. No pretendo justificar mis acciones; desearía que entendieras que todo lo que buscaba era mantenernos juntos.

Habiendo expresado esto, he optado por mantener silencio. Silencio frente a la serie de mensajes en los que me has acusado de maltratador, celópata y victimario. Me duele que parezca que solo yo soy el responsable de esta relación complicada, cuando en realidad ambos hemos sido afectados. No pretendo minimizar tus sentimientos ni tus experiencias, pero siento que se ha pintado una imagen distorsionada de mí.

Recuerdo nuestra conversación reciente sobre dar un paso adelante, como si fuera una posibilidad real. Quiero ser honesto contigo: esa oportunidad nunca existió ni existirá. No está en tus planes dar esos pasos que mencionas ocasionalmente, y aunque mencionas no querer darlos, parece que no te das cuenta de que esa promesa ha sido vacía durante mucho tiempo. Quiero que sepas que nunca fue mi intención jugar con tus expectativas ni forzarte a un camino que no estás dispuesta a recorrer. Mi deseo siempre fue encontrar un terreno común en el que ambos pudiéramos avanzar, pero veo que nuestras perspectivas difieren en gran medida.

Mis acciones pasadas no fueron adecuadas y lamento sinceramente cualquier dolor que hayan causado. Quiero que sepas que he reflexionado profundamente sobre todo esto y espero que podamos encontrar una forma de seguir adelante, aunque nuestras visiones de la relación no coincidan plenamente.

Tu espacio

Pienso darte tanto espacio, que ya ni siquiera mi presencia te sea necesaria. Que de a poco, dejes de sentir el «compromiso» de tener que hablarme para solo mantener la comunicación.

Ese agradecimiento tuyo por el espacio que te he dado, esa pseudo felicidad por la «tranquilidad» que mi ausencia, en definitiva, te ha brindado; me entristece y me hace pensar: qué es lo que hago aquí. Que sólo soy útil y necesaria en algunos momentos. Que me he tenido que comer tu ausencia, como alguna vez me tuve que comer mi orgullo. Que te he seguido más del tiempo que considero digno para fortalecer una relación.

"Que he dejado pasar mucho tiempo en busca de una señal de amor puro y verdadero"

Te mereces ese espacio que me devuelva mi libertad; de expresión, movimiento y pensamiento. También me lo merezco.

En simple

Y por favor te pido, que dejes de intentar de manera sistemática, evadir tu parte, lo que te corresponde.

Nunca tuviste la intención siquiera de que te visitara. Sólo lo dijiste por cumplir, pero nunca estuvo en tus pensamientos.

Si hubiera sido así, creo que en más de alguna ocasión durante todo el día, te habrías acordado de que hoy era nuestro encuentro. La emoción mínimo te habría provocado algún efecto, por muy efímero, creo que te habría hecho pensar en mi como alguien de importancia, por lo menos por un momento durante el día y me lo habrías comentado.

Ya a esta hora no fue asi. Y aunque fuera, lo pensaría.

Quisiera que pasara rápidamente el tiempo para que no exista ni siquiera la posibilidad, porque la verdad, no me siento bien del todo con esta situación. Si bien hemos conversado durante el día, el tema no ha salido por que en simple, no es tema, pero no es tema para ti.

Y Conozco la respuesta: No demostraste interés y finalmente me culparás a mi.

Pero no es así, te he dado todo el tiempo del mundo, para que evalúes tu escenario y me digas, a tal hora ó en tal momento: estaré «disponible» me «sobran» tantos minutos para que nos veamos. Nada de eso sucedió finalmente,

Es un muy triste pasarte todo el día haciendo el plan del reencuentro después de no verte hace 14 días y apenas escucharte en directo un par de veces y otro par por mensajes de audio.

Solo quería saber si estabas bien

Un día, algo sucedía, lo presentía. La falta de comunicación resultó confirmarlo. Ya la impaciencia y preocupación, me estaba pasando la cuenta y tuve que preguntar si sucedía algo. Como era habitual, el mensaje quedó enviado y muchas horas sin respuesta. Sin querer causar inconvenientes, preferí eliminarlo al no saber si estaba todo bien y así mismo no importunar.

Solo quería saber si estabas bien

Lo que recibí de vuelta, fue una muestra más de lo que ya sabía desde hace tiempo. Me refregaste en la cara mi lugar en la cadena de tus factores. Me aclaraste mi posición. Me pusiste en mi lugar, del que nunca debí intentar sobresalir. No era yo la persona que necesitabas en ese momento ni en ningún otro. No quería enterarme con lujo de detalles de lo que sucedía, solo saber si necesitabas mi apoyo, contención, mi oído, mi hombro o cualquier tipo de ayuda.

Solo quería saber si estabas bien.

A cambio, me terminé de convencer; con tus palabras; que no soy ni siquiera digno de saber como estás.

Que me encuentro en el grupo de personas poco confiables, que soy de las personas que te «han fallado en lo muy mínimo» si es que no soy la única. Me refregaste en la cara que no tienes por qué, dar explicaciones por tu forma de actuar, como si alguna vez te las hubiera pedido. Como si toda mi puta vida no se hubiera tratado solo de complacerte, apoyarte, aceptarte, AGUANTARTE Y SOPORTARTE.

Solo quería saber si estabas bien

Y más que saber, recibí un ataque de artillería verbal, incluso tratando de frenar el momento. Intenté, que a priori, detuvieras tu ataque gratuito. Traté de que entendieras que no soy el enemigo y que estaba para tí y por tí. Fue en vano. Ya te habías descargado, con plena conciencia de lo que decías.

Solo quería saber si estabas bien

Ahora, toca comprender tus palabras, asimilarlas y aceptarlas porque así y todo, debo encontrarte la razón. Por ser tú. Principalmente. No necesito darle muchas vueltas a este asunto. Necesito avanzar y que me deje de doler a la brevedad. Porque eso si que no lo puedo negar. El gran dolor que me causó todo lo que me dijiste.

Mucha pena por mi mismo, porque creo que no lo merezco. Nunca lo he merecido y no lo volveré a merecer. Debo lograr romper el lazo. Debo desvincularme. Debo encontrar la valoración que necesito en alguien que de verdad esté dispuesta a ser Cuidada, Valorada, Respetada, Admirada y Amada. Y Claramente, esa persona no eres tú.

Solo quería saber si estabas bien

Desde Aquel Día

Y es que desde aquel día, no he dejado de Pensar y Pensar.
Ordenar y Ordenar.
Intentar e Intentar.
Las personas dicen de a poco. Yo digo, de a mucho. Porque no es menor el Amor que aún siento. Tampoco es menor el Desprecio que me haces sentir cada vez que se abre una ventana de luz en donde tenemos la oportunidad de comunicarnos o compartir un espacio.

Estar

Cuando quise estar, no quisiste que estuviera.
Cuando quisiste que estuviera, yo ya no quería estar.
Tu forma de tratarme y considerarme me lo dijo todo.
No soy la persona que debe saber siquiera como te encuentras.
Tuve que aceptarlo a la fuerza. No me quería convencer, pero fue necesario para avanzar. Avanzar en mi, avanzar conmigo mismo.
Quedarse atrapado fue un error, sé que no debí intentarlo, menos perseverar en algo que no tenía sentido ni razón de ser.
Me lo dijeron las señales que no quise considerar.
Me lo dijeron las actitudes que soporté y obvié por seguir esperando el cambio.

Siento que ya no más

Siento que ya no puedo pasar por uno de esos momentos terribles.

En donde la imaginación, pesa más que la incógnita realidad.

En donde la mente, juega las pasadas que quiere y como quiere.

No me debo permitir tener ese tipo de pensamientos que afectan mi entereza y absorben mi tranquilidad.

Quiero que las cosas sucedan como tengan que suceder.

Que cada trozo de tiempo, en cualquiera de las compañías, sea un cimiento de lo que debo comenzar a vivir de acá en adelante.

Claro que puedo!

Puedo preguntar la mierda que se me ocurra porque no mereces mi respeto, mi cariño ni mi aprecio. Si no puedes con eso, puedes mirar hacia el costado donde están nuestros pendientes, solucionarlos y dejarme seguir mi vida en paz y tranquilidad.

Anónima